Francisca Avaria M.
Se desliza
presurosa
la lluvia
en mi ventana
Afuera los magnolios
temblorosos
se empinan
desde la tierra
implorando una mirada
que hoy no
tengo para ellos.
Tú estás a
mi lado
humilde,
silencioso
me asombra tu actitud
tan dócil,
tan pasiva
esperando,
solo esperando
que mis
manos te toquen
que en tus
hojas
se
despierten mis ojos.
Libro mío,
seguirás allí
esperando
sin mayor expectativa
que te
lleve entre mis manos
o te
guarde en un rincón
hasta que
mi alma sedienta
te busque
presurosa
para
hundirme en tu palabra.
Tal vez
mañana
con mi
pecho cargado
de nuevas emociones
creyendo
haber creado letras nuevas
me acerque
a ti avergonzada
y te diga:
Libro mío
necesito que me escuches
y me
guardes en tus hojas
estas letras, Libro mío.
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