Darío
Valdebenito
Algún
día lograré ser yo, el auténtico
El
que Dios puso en esta vida,No el de ahora, el falso mezclado entre
los verdaderos,
No el subyugado por esta sociedad asfixiante y egoísta,
No el eterno comprador de cosas
Sino el original siervo del corazón
El verdadero guía de la causa celestial
Un primitivo hacedor de voluntades.
Sólo que ahora chocan los pensamientos,
Unos comprometidos con la misericordia
y los otros empadronados
con el ego ficticio
del poder y la fantasía.
Todo es anormal en este legendario laberinto
usurpado por falsas redenciones.
Sociedades atiborradas
con ideas condicionadas a un poder de pocos
para consumo de muchos
Salmos modernos
envueltos en falsos testimonios
como la injusticia, la corrupción,
la delincuencia, drogadicción,
vacíos de leyes que nunca se llenan,
deshumanización, individualismo, discriminación.
En fin tantas falacias impresas
que contaminan a un mundo desorientado con artificios poderes.
Pues bien, nada es claro aún en el ocaso,
cuando ya las fuerzas te abandonan, cuando ya la corriente
se empecina en llevarte y absorberte.
Cuando todo el pensamiento
se te esfuma tanto en la alborada
como en el crepúsculo.
Pero es aquí donde debes ser fuerte y levantarte airoso
como el otro Lázaro
para que Dios te vuelva a repetir:
“¡Levántate y sígueme!”
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