poetas de MADERO
lunes, 26 de noviembre de 2018
martes, 13 de noviembre de 2018
"LA MUERTE SE OCULTA EN UN DEDAL" / JAIME TAPIA
La muerte se oculta en un dedal
Mitad monja mitad ramera
la hemos sorprendido
con unas tijeras en la mano
y sólo atina a cubrirse
la entrepierna
con un libro de esoterismo
Sentados a contraluz
podemos ver la forma
de los senos de la muerte
Su rostro geométrico sonríe
no así sus demás rostros
sucesivos prometiéndose
que algún día aprenderán
otras danzas y otra música
La muerte se oculta en un dedal
ya que por las tardes acostumbra
a andar desnuda por la casa
Ahora ella nos mira
desde el orificio
de un carrete de hilo
Pues cree haber encontrado
detrás de nuestros párpados
un trébol de cuatro hojas
Jaime Tapia Reyes
2018
miércoles, 23 de mayo de 2018
"UNA MUJER DESNUDA ESCRIBE EN UN CUADERNO" / JAIME TAPIA
Les cuesta crecer
a los tallos de la noche
La casa cierra los ojos
y piensa en sus antiguos
moradores
Un pájaro raya con el ala
la ventana de la buhardilla
Una mujer desnuda
escribe en un cuaderno
Y se mira de reojo
la cicatriz de una cesárea
La noche penetra
las entrañas de la casa
Comentario.
Este poema está cargado de
magia. Nos parece contemplar una pintura surrealista. Presenta la escena de una
mujer desnuda en un espacio elevado e íntimo, como es una buhardilla. De pronto
se siente el sonido similar a un rasguño. Es un pájaro que ha tocado con su ala
el vidrio de la ventana.
Afuera, en la oscuridad de la
noche, lentamente crece la vegetación. La casa tiene vida propia y recuerda
nostálgica a sus antiguos moradores. Tal vez no le agrada la presencia de esta
escritora desnuda, que bien podría ser la modelo de un pintor en su buhardilla.
Pero hay algo que le preocupa
a ella, más allá de lo que escribe, y es esa cicatriz que dejó la cesárea en su
bello cuerpo. Nada puede ser perfecto: la huella del parto en su piel es como
ese rasguño del ave en su ventana. Siempre la oscuridad termina por invadir los
espacios luminosos.
Hay dos elementos que corren
paralelos en el texto: la mujer y la casa. Ambos son femeninos y sufren la
irrupción de un agente oscuro. Una, la huella que afea su piel; la otra, la
oscuridad de la noche.
Observemos que la mujer
escribe en un cuaderno ¿Será su diario de vida o los poemas que le dicta la
inspiración? Así como el ala de un pájaro raya la ventana y el bisturí del
médico rayó su piel, ella raya el papel para escribir.
La casa y la mujer son una
misma cosa. No es la casa que cierra los ojos y piensa en sus antiguos
moradores, sino la dama desnuda que recuerda a su amado. Su recuerdo es triste,
una verdadera noche que penetra sus entrañas. Quizás esta mujer escribe acerca
del abandono y el término del amor, un
motivo frecuente en la poesía.
Podríamos decir entonces que
este personaje representa a Calíope, la musa de la poesía, o a la Poesía misma
que, desnuda, muestra sin tapujos la intimidad de sus sentimientos y observa
siempre las huellas que quedan de sus heridas.
martes, 15 de mayo de 2018
EL CIELO EN MIS MANOS
José Ponce Vicencio
A mis padres
Ernestina y Alfredo
Hundida en los brazos de un sinfín de montañas
imperio de mis sueños capital de villorriosestá Quebrada Alvarado en donde se dan cita los arcoíris
pasaje obligado de los vientos en tus raíces coseché aventuras
el tiempo te olvidó y siempre de pie esperando la primavera
ahí escuché las aguas en su lenguaje de piedras
llamándonos en ruegos manantial de palabrasen donde las horas no estaban presente y las sombras de los árboles jugaban
e iban lentamente para alcanzar los puentes
las montañas cuelgan del cielo donde el viento se esconde por las noches
ahí comenzaron los caminos de mi vida
corría descalzo para atrapar mis golondrinas el sol fue testigoQuebrada Alvarado es el centro mismo del origen de la vida
en donde mis padres nacieron del centro de la tierra ahí donde nacen las luces
llevaba en mis bolsillos el sol y la luna
en donde dejé mis pisadas desnudas sobre los cardos florecidos
los lirios negros y rojos subían al firmamento
como lo hacían las parras cargadas de mieles
y las aguas de los arroyos soñaban con tener cuerpo de mujer
los árboles eran tan inmensos que se besaban cerca
del firmamento
donde la noche se escondía en sus follajesy el sol saltaba de rama en rama las nubes quedaban atrapadas
muchas veces viajé en las alas de mis golondrinas
planeé en los trigales de oro y el cielo lo tenía
en mis manosen su calle polvorienta desnuda nos entreteníamos jugando
como si estuviéramos en los brazos de la luna
a orillas de los potreros tendidos los álamos se
formaban
como soldados sublimes cuando van a la guerracerca de las chacras habían caballos celestes vacas rosadas y verdes
las ovejas y las cabras se iban jugando montaña arriba a visitar las estrellas
en mis noches celestiales veía soles azules osos de plata volando
que jugaban conmigo en el tejado de mi pueblito
cordilleranolos pájaros con sus cantos escribían en el cosmos mensajes que hacía reír el sol
me gustaba ser habitado por el viento
y reír a carcajadas cuando atravesaba los cielos de mi aldea amada
caminaba desnudo entre mis lirios negros y rojos
gusanos y caracoles me daban la bienveniday en una pileta con peces de colores dormía la luna
a los pies del Roble en donde brota luz de las
piedras nacen Las Palmas
y que guardan entre sus follajes las huellas de mis
padresmi madre fue una heroína de una familia pobre
desde muy joven trabajó la tierra con sus manos
amasando dolores y el pan de cada día es ella quien adorna mis días
mi padre fue quien le dio forma a los árboles y le hizo la silueta al sol
Quebrada Alvarado nido de mariposas
con ese trozo de firmamento que naces cada mañanacon un pedazo de sol en tus venas besando el alba
en esta lejanía tan próxima que me haces temblar de ensueños
y que entre mis brazos te llevo te vivo estando lejos
esa luna que alumbraba los senderos de seda
que parecían arrodillarse a nuestros pasos el camino venía al arrieromi casa estaba plantada en medio de un jardín de flores
y mi madre la adornaba con sus grandes ojos negros y su cabellera dorada
con sus caricias y sus besos hacía temblar la tierra
Quebrada Alvarado eres mi cielo del fin del mundo
mandamiento del amor donde mis padres nacieron dándose besosmis recuerdos como un tropel de mariposas de multicolores atraviesan la tierra
para subir al cosmos tomé ese infinito camino de la cuesta de La
Dormida
una rama llena de oro me besó mis mejillasen donde La Vega dormía desnuda en los brazos de las piedras
un Venado hacía la guardia y un manojo de estrellas acarició mi frente
Lo Castro
en su reino con sus leones
furiosos soñaba
y muy arriba
en los manantiales cerca del
infinitobrotaba el agua como si fuera de oro
Colliguay estaba al otro lado del mundo
ahí viví feliz en los brazos de un sinfín de montañas
y en medio de gorjeos interminables sentí el delirante trote de la noche
Los Maquis dorados de oro pulido guarda en sus montañas los caminos del indio
un mundo nuevo
de paisajes de ensueños se
fueron sucediendoy fue así que llegamos al fin del mundo con una estrella en la mano
en donde las cabras salvajes tenían sus nidos
y las águilas con sus alas acariciaban mi pecho
miércoles, 5 de julio de 2017
EL OTOÑO DE LOS PÁJAROS
“EL OTOÑO DE LOS PÁJAROS”
Poemario de Jaime Tapia Reyes
©
Iván T. Contardo
La relación hombre-mujer en “El Otoño de
los Pájaros” es de desencuentro. Los esposos o los amantes permanecen lejanos. Las
escenas que describen sus versos dan cuenta de la enorme soledad del ser humano.
Ellos no pueden entenderse, son unos desconocidos, distantes, que a veces, como
en “un batir de remos en el agua” intentan acercarse. No hay entre ellos
verdadero amor. Buscan un cobijo que no encuentran.
Como en el otoño, la estación triste en
que se desnudan los árboles, caen los pájaros, símbolo de vuelo, poetas y poesía.
En “El otoño de los pájaros” (página 53)
la vida es como una subasta en la que adquirimos cosas viejas y usadas, costumbres
ya gastadas, las ideas inútiles de nuestros predecesores. Estas ya no sirven
para relacionarnos hoy. Sin embargo, en medio de esa oscuridad se enciende una
esperanza: “Es difícil tantearnos en la oscuridad sin percibir la gestación de
las nubes” reflexiona el hablante. Precisamente en la oscuridad, al cerrar los
ojos, surge lo genuino del ser. La vida puede ser más simple, “que las hojas
caigan en cascadas sobre nosotros y dejar que el aire mueva sus dedos” La noche
es como un paréntesis; en el sueño se abre el subconsciente y se da a conocer
el verdadero ser humano.
Echemos una mirada a algunos trabajos de
Jaime Tapia que describen esa relación frustrada.
En “Por favor me alcanzas la sal” (página
8) la relación entre los esposos es tan distante como un océano. Ellos son caras
opuestas de una moneda en que su única comunicación es pedir la sal, acaso el
sabor que falta a esa comida insípida que es su relación.
Una imagen similar se observa en “Sentados
en el comedor” (página 24) Con lenguaje surrealista, los comensales miran su
reflejo en la ventana y se ven como cadáveres invadidos de una fauna
tanatológica de larvas, moscas y arañas. Aves oscuras están al acecho de su
muerte.
Tal vez la relación de pareja entre el hombre
y la mujer sólo sea un experimento fallido en el “Jardín del Edén” (página 32)
Son dos seres cuyo único leitmotiv es cumplir un deseo básico.
“Ahora que el espejo es un muelle”
(página 40) es un poema muy interesante, aunque de oscuro significado. De aquel
espejo que es nuestro interior más oculto, surgen unas manos que dominan y
cambian el rostro. Hay un mapa de las experiencias registrado en el subconsciente:
Muelle – espejo – rostros. Al acercarnos al muelle de la memoria alcanzamos ese
mar oculto donde podríamos descubrir el reflejo de un ser desconocido. Acechan rostros
cual máscaras ajadas.
El destino une a los amantes como si
fuesen una costura. Pero es un “amor culposo”. No hay fidelidad y el amante
quiere vengarse lanzando un maleficio dentro de un huevo puesto por una “Gallina
negra” (página 51)
Cuando el esposo muere, la viuda deja una
señal en el difunto a fin de reconocerlo más allá de la muerte. Si nunca se
conocieron, menos podrá hacerlo en otra vida. “El clavel” (página 57) es la
señal artificial. Quizás alguna vez, en algún lugar, real o imaginario, puedan reconocerse
al fin, estos dos desconocidos, por una flor de plástico.
miércoles, 11 de enero de 2017
LA SOLEDAD DE LOS POETAS
por la calle
Serrano,
recordando poetas
y escritores que
recorrieron
el puerto en busca
de ternura.
El olvido de los
soñadores
y rápido y cruel,
rompe nuestras
armaduras
y nos arrastra a
la locura.
Ennio Moltedo,
¿quién te ve hoy
por
Prat, Esmeralda,
en la Plaza de la
Victoria?
Eres alma errante,
solitaria,
al igual que
Neruda,
Sara Vial, Hugo
Zambeli,
Renán Ponce, Tote
España?
Nadie nos mira a
los poetas,
somos fantasmas,
almas ocultas tras
la niebla
de la indiferencia
cotidiana,
del dinero, la
bohemia
inculta de hoy,
y de alguna
infamia.
Dime, Ennio, dime
Pablo,
hay en el cielo de
los vates
un bar donde beber
la alegría de ser
maestros
de la palabra?
¿Están allí el Bar
Alemán,
El Roland Bar, el
café Riquet,
El siete Espejos,
El Yaco?
Necesito saberlo,
que si allá
no hay nada,
servirá
de poco la muerte,
más valdría seguir
sufriendo en esta
vida,
que poetas sin
bares
ni prostíbulos
somos barco a la
deriva.
Carlos Eduardo Saa
Cerro Barón, Valparaíso.
martes, 20 de diciembre de 2016
REVISTA "POESÍA MADERO" Nº1
Parte del contenido de este número de POESÍA MADERO.
CARDENALES / CARLOS EDUARDO SAA
Te vi caminando por los zarzales
llevando cardenales en las manos,
La mirada suave, en horizontes,
Luz de luna en la altiva frente.
Supe de ti una mañana de otoño,
Cuando el sol apagó sus luces,
La lluvia desgarró la atmósfera
Con una desesperación nunca
Vista en mi tierra y otros lares.
Mi madre lloró todo ese día,
Oró los misterios que yo no
entendía.
Tan solo musitó con voz quebrada,
Que en una cruz murió el alba.
Pasaron los años y en cada día
Como ese otro día, en mi casa
Ella encendió diez jazmines,
Puso mantilla negra sobre la cabeza
Y oró aquellos mismos misterios.
Mi madre esta mañana ha muerto.
Tremendo dolor dobló mis horas
Y fui al monte para llorar a solas.
Entonces te vi caminar por los
zarzales.
Blanca era la túnica que te
abrigaba,
Desde tus manos voló un cardenal
Para posarse sobre mis manos.
Con horror vi que un clavo lo
atravesaba.
Te volviste a mi, sin palabras,
Con el sólo mensaje de tu mirada
Me dijiste que eso no era nada,
Es un regalo que hace mil años
Entregué al mundo, no temas,
Nada duelen, que si hubo quienes
Como tu madre comprendió el
sacrificio,
La muerte transitoria está pagada.
OTRO TIEMPO / DARÍO VALDEBENITO
Las ánforas del silencio rebasan su
paciencia
y se vierten al lado opuesto de lo
deseado.
El sol está desorbitando el brillo
estival,
el mar ruge y azota sus lágrimas de dolor
y los corceles del viento aceleran su
marcha.
Parece otro tiempo, un tiempo de locura
quizás.
Lejos de aquí, en el territorio de las
nieves
eternas
Los icebergs se hacen a la mar y se
producen
los grandes deshielos
Mares y lagos contaminados con oro negro
u
oro blanco, da lo mismo,
El daño es igual a la flora y a la fauna
de nuestro
diario vivir.
Si, parece otro tiempo, un tiempo de
cordura tal vez
de la Naturaleza , que nos
avisa o nos pasa la cuenta.
¿POR QUÉ LOS MUERTOS NOS HACEN LLORAR? / ELENA MONTANER
La oscuridad del
cementerio oculta la sobria tierra
que guarda tantos
reclamados por el tiempo
Guardianes invisibles
vigilan tumbas que no parecen tumbas
sino solo rectángulos
de cemento sobre el pasto
En el aire aún vibra
el sonido de rezos y letanías
que aprovechan el
momento para gritar penas antiguas
Es una catarsis teatral en esta escena repetida y perpetua
de tristeza obligada
porque los muertos nos hacen llorar
No queremos soplar las
palabras que yacen moribundas
débiles como palomas
que perdieron su nido
La mirada se
recuesta entre tantos rostros inclinados
preguntándose las
razones que tiene la Vida
para cerrar compuertas
y levantar barreras en el sepulcral tiempo
¿Por qué los muertos nos hacen llorar si están
quietos y mudos
incapaces de levantar
espadas o lanzas bajo tierra?
Pero sus ecos tienen
poder sobrehumano
para herir el alma sin
que lo quieran
Perdemos la mirada en
el largo camino hacia ese cuerpo
vacío y quieto como
escultura antigua
mirando indefenso la
soledad que lo espera
Vamos, vamos al
sepulcro y rociemos las cáscaras con sal
para asegurar la
permanencia un tiempo más
No queremos alejarnos
de esta etapa
no queremos irnos ni
dejar lo conocido
Queremos seguir
llorando lágrimas interminables
como un collar que
colgaremos en las cruces de hierro
o en las puertas
oxidadas y chirriantes
Colgaremos las flores
una vez secas como adornos recordatorios
para no olvidar la
dirección y volver a encontrarnos
en ese baño de
recuerdos y conversaciones obligadas
en ese velatorio
lloroso
recostada en su hombro
fuerte
Fulgentes candiles
alumbran la noche
Las brillantes cruces
en el cielo se esmeran
en iluminar a los hombres
en verles felices junto a sus hermanos
paz y armonía reinando
en la tierra que muestra
su cara de alegres sonrisas.
Parece perfecto, mas tras bambalinas
se muda el escenario
se oscurece el mundo
y hay tantos llorando
en submundos tristes
es la otra cara que se esconde
amarga.
Es desigualdad que hiere, que araña
y se esconde amarga
¿Por qué no podemos
como quiso Cristo
cerrar la llave del llanto
y abrir la otra, esa que brillante
a todos iguala?
¿Por qué pintor
no quieres pintar angelitos negros
si también son bellos
con su alma blanca?
Como duele el hermano
que no haya en su tierra
el pan que alimente a sus hijos
que gimen de hambre
y emigra a otros mundos
se arrodilla y ruega
le tiendan la mano.
Junto a él pasamos sin verle la cara
y no me comprometan al verme
sus ojos.
LA MUJER EN LA PLAYA / JAIME TAPIA
Todas las noches, desde que compró en una feria de
antigüedades el cuadro con la mujer de cabellos dorados y torso desnudo,
adentrándose en el mar...
DOCE CANTOS EN HAIKÚS / LAUTARO ALCAYAGA
Loica
Con
un cuchillo
tu
pecho encendieron
tu
canto rojo.
Siempre
atento
en
campos y distancias
tu,
tañido gris.
En
los naranjos
tus
sinfonías cantan
el
viento sopla.
Eres
el canto
de
los bosques y valles
tus
melodías.
Tres
chauchas y un diez
junto
a los espinos
silbas
al viento.
Entre
los cercos
perfumando
el alba
Tu
canto vuela.
Cantas
chancaca
entre
las zarzamoras
y
los senderos.
Un
centinela
observa
en un pino
unas
semillas.
flor
de lirio
cantas
desde el chagual
tu
plumaje gris.
Abres
tus alas
tu
pecho como el sol
las
teatinas.
Danzas
y ríes
solo
tu y el viento
entre
la niebla.
Como
el azul
entre
las manzanillas
el
infinito.
TIEMPO / MARIO CÁCERES
Es parcelar el infinito:
Es cuestionar la eternidad
Darle a la vida o existencia
Un plazo fijo: simbolizar
La brevedad.
Un segundo llega a ser un siglo
Si el dolor se alberga en lo carnal
Y un año luz sólo un segundo
Al medir la inmensidad
HUELLA PETRIFICADA / IVÁN T. CONTARDO
Madura en el dolor. Allí resuma su fruto. Es una letra que llega al abismo, quejumbroso tatuaje.
Cuando todo ha sido consumado y no es
posible cambiar el rumbo,
ella permanece petrificada en el
fondo de las rocas.
Es huella de Dios.
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