por la calle
Serrano,
recordando poetas
y escritores que
recorrieron
el puerto en busca
de ternura.
El olvido de los
soñadores
y rápido y cruel,
rompe nuestras
armaduras
y nos arrastra a
la locura.
Ennio Moltedo,
¿quién te ve hoy
por
Prat, Esmeralda,
en la Plaza de la
Victoria?
Eres alma errante,
solitaria,
al igual que
Neruda,
Sara Vial, Hugo
Zambeli,
Renán Ponce, Tote
España?
Nadie nos mira a
los poetas,
somos fantasmas,
almas ocultas tras
la niebla
de la indiferencia
cotidiana,
del dinero, la
bohemia
inculta de hoy,
y de alguna
infamia.
Dime, Ennio, dime
Pablo,
hay en el cielo de
los vates
un bar donde beber
la alegría de ser
maestros
de la palabra?
¿Están allí el Bar
Alemán,
El Roland Bar, el
café Riquet,
El siete Espejos,
El Yaco?
Necesito saberlo,
que si allá
no hay nada,
servirá
de poco la muerte,
más valdría seguir
sufriendo en esta
vida,
que poetas sin
bares
ni prostíbulos
somos barco a la
deriva.
Carlos Eduardo Saa
Cerro Barón, Valparaíso.
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